domingo, 30 de enero de 2011

LA FOTO (Sólo lee la primera línea...)



La foto de Amelia le hacía compañía, dormida en el bolsillo de la camisa. Llena de luz, con su sonrisa impresa para siempre, parecía mirarlo la ingenua picardía en sus ojos. A veces no la sacaba para q´no se le llenaran los ojos de lágrimas...


La visión resplandecía con una tristeza inmensa; como una luz dorada q' moría. El árbol era hermoso; sencillamente hermoso. La tarde, q' ardiendo se fundía en el follaje, muriendo entre sus hojas, le dolía en el alma. ¡Esas firmes ramas, tan fibrosas, vestidas de hojas, mundos de hojas y luz,... tán llenas de vida! ¡Y su alma, tan llena de muerte y tristeza! El árbol era perfecto. Su tronco fornido, arraigado a la tierra, aferrado a la vida. A través del sucio parabrisa, teñido del caramelo más amargo q' acaricia con su letargo la cuerina del tablero y el volante decidido, Kitahir  miraba ese árbol, como quien mira a la parca a los ojos, con la resignación del condenado.
La mano de piel canela q' sujetaría ese volante por última vez, aferrábase a un momento en el pasado. El espejo retrovisor veía en unos ojos negros de muchacho, bajo unas tranquilas cejas tupidas, una mirada infinitamente triste....
El árbol era perfecto. Creyó q' nunca lo encontraría. Sus ramas serían lo bastante fuertes para sujetarlo a él por última vez...

Sólo la foto de Amelia le hacía compañía... Lo aturdían esos ojitos q´siempre parecían mirarlo. ¡Cómo la extrañaba! ¡Qué vacías habían quedado sus tardes, y sus noches, sin ella!