"Muchas cosas espeluznantes pasaban en esa calle. En especial, en ese asentamiento. Y siempre a la misma hora, alrededor de las tres de la madrugada. Todas las noches cuando las luces estaban apagadas y todos dormían, los habitantes del asentamiento oían ruidos en sus pequeños apartamentos. Ruidos de platos y cubiertos en los cajones y alacenas, muebles q' se mueven. Los inquilinos siempre intentaban ignorar esos ruidos q' eran seguidos de fuertes golpes en la ventana de sus dormitorios... Y hasta veían una sombra, una fugura oscura q' se paraba con todo su peso sobre la cama y luego se desvanecía imposiblemente..."
En la calle era común escuchar voces espectrales q' venían del oscuro baldío contiguo. Alteraban a los perros y a los vecinos de la zona. El anciano propietario q' vivía con ellos les había confesado, luego de mucho recibir quejas, q' hacía muchos años q' convivía con eso en el edificio. Nunca nadie había resultado lastimado.
Ahora estaba muerto.