domingo, 30 de octubre de 2011

LA VISITA



La figura oscura apareció de la nada. La sombra negra, densa como humo de alquitrán, apareció sin más, ahí parada, junto a la ventana a penas iluminada por la noche q' encendía ténuemente las cortinas. Fue lo último q' vio ese hombre entrado en años de pijama de seda, q' acababa de tomar sus pastillas, de poner su dentadura en remojo, y q' se disponía a dormir. La calva le transpiraba frío. La presencia tenebrosa en esa ventana abierta a la brisa nocturna lo paralizó del susto al entrar en su habitación a oscuras. No pudo encender la luz. Y no podía hablar. Su garganta había enmudecido. El vaso con agua q' dejó caer sin darse cuenta, fue lo último q' escuchó;...  justo antes de q' la cama de añeja madera se arrastrara sola, violenta y ruidosa, contra la pared opuesta, volteando un cuadro q' colgaba tranquilo. El aire repentinamente congelado de la habitación fue lo último q' sintió. Una fuerza invisible y muy poderosa, lo hizo volar hasta la cama blanda y le oprimió el pecho. ¡No parecía posible respirar! Al mirar en su angustia, la sombra inmóvil seguía allí parada, junto a la ventana, en absoluto silencio. Se sintió atado, sujetado de pies y manos, ¡totalmente atrapado!... ¡Terrible era la sensación de estar forcejeando con algo invisible q' lo atacaba en la oscuridad!... ¡Desesperación absoluta!...   ¡No era posible gritar!...    ¡Y no era posible resistir!

Algo pasó después... Aunq' ahora ya no importa.